Comunicacion
«El lenguaje es una ventana hacia la naturaleza humana, revelando cómo pensamos y cómo vemos el mundo»
– Steven Pinker
¿Alguna vez te detuviste a pensar cómo las palabras que usás a diario influyen en tu bienestar, en tus logros y hasta en cómo te sentís al final del día?
Cada vez que expresás tus opiniones o intentás explicar lo que sentís, estás creando tu realidad. Decía Wendell Johnson que el lenguaje moldea nuestra percepción de la realidad y nuestra forma de interactuar con el mundo. Y es que las palabras no son solo una herramienta para comunicarnos: son el mapa que guía nuestra percepción y relación con el mundo y, en consecuencia, nuestra experiencia en él.
En el camino del autoconocimiento y la evolución personal, pocas cosas son tan poderosas como el lenguaje. A través de algunas de mis sesiones de coaching recientes, he visto cómo las palabras que elegimos pueden moldear nuestra percepción de la realidad, para bien o para mal. Hoy quiero compartirte dos reflexiones que ilustran cómo el mundo de los significados influye en tu vida. Historias reales que te ayudarán a entender cómo el lenguaje puede construir o limitar tu realidad.
El Lenguaje y la Construcción de la Realidad
«El lenguaje no solo describe la realidad; también la crea y la transforma»
– Michael Hall, Ph.D.
Las palabras que elegimos no solo expresan lo que pensamos: crean activamente nuestra experiencia del mundo. Términos como productividad y éxito están cargados de significados que influyen directamente en nuestra satisfacción personal y profesional. Sin un análisis consciente, simples palabras pueden terminar siendo fuentes de frustración en lugar de motivación.
Los conceptos tienen una carga semántica que puede determinar cómo nos sentimos respecto a nuestras vidas y nuestros logros, y si no los adaptamos conscientemente a nuestro contexto actual, pueden volverse en nuestra contra.
La Trampa de la Comparación: El Caso de la Productividad
Recuerdo a una clienta que vivía atrapada en la comparación entre su versión actual y una versión anterior de sí misma. Antes, su negocio dependía exclusivamente de ella: era la ejecutora, la operativa, la emprendedora. Su productividad se medía en términos de tareas completadas y resultados inmediatos.
Hoy, liderando un equipo, su rol es más estratégico y, por ende, menos operativo. Sin embargo, seguía midiendo su productividad bajo criterios que ya no aplicaban, culpándose y generándose estrés e insatisfacción.
Su realidad había cambiado: pasó de ser una emprendedora solitaria a liderar un equipo. Ya no era solo la ejecutora; ahora diseñaba procesos y guiaba a otros. Pero antes de revisar su definición de productividad, sentía que no estaba dando lo suficiente, sin preguntarse si aquella noción previa de “rendimiento” todavía encajaba en su nuevo rol.
Al resignificar su concepto de productividad para alinearlo con su situación actual, pudo liberarse de esa ilusión y encontrar satisfacción en su nueva realidad. Logró mayor claridad, a la vez que reconocía su verdadero valor como líder.
La Apropiación de los Logros: El Caso del Descuento
Otro de mis clientes solía minimizar sus logros con frases impersonales como: “las cosas se dieron” o “uno hace el esfuerzo y llegan los resultados”. Al hablar así, se excluía a sí mismo del proceso, lo que dificultaba reconocer sus esfuerzos y valorar sus éxitos.
A este vicio en lingüística se le conoce como “ejecutante perdido”: la frase carece de una persona activa en la expresión. En neurolingüística, sabemos que esto puede afectar la experiencia mente-cuerpo, impidiendo que la persona reconozca su poder personal para influir en su realidad.
Entonces lo ayudé a generar conciencia lingüística, adoptando un lenguaje más personal y empoderado. Por ejemplo, en lugar de decir “se logró cerrar el contrato”, empezó a decir “yo lideré el proceso para cerrar ese contrato”, reconociendo su papel activo y estratégico. En vez de “el equipo respondió bien al cambio”, comenzó a decir “mi comunicación clara ayudó a que el equipo se adaptara con confianza al cambio”. Estos ajustes sutiles lo conectaron emocionalmente con su influencia real y, con ello, su percepción de sí mismo se transformó.
Cambios como este, simples pero poderosos, te permiten apropiarte plenamente de tus logros, aumentando significativamente tu confianza y satisfacción personal.
La Importancia de un Lenguaje Consciente
«El lenguaje es un proceso de creación libre; sus leyes y principios están fijados, pero la manera en que se usan estos principios es infinitamente variada y diversa» – Noam Chomsky
Estas experiencias reflejan cómo el lenguaje que usamos—muchas veces sin darnos cuenta—tiene un profundo impacto en nuestra percepción de la realidad y en nuestra experiencia cotidiana.
Por ello, te invito a reflexionar sobre las palabras que elegís para describir tu vida. ¿Están alineadas con tus valores y objetivos actuales, o están ancladas en una versión pasada de vos que ya no te representa? ¿Qué tan intencional sos a la hora de construir tus opiniones?
Tomarte el tiempo para redefinir los conceptos que usás y ajustar tu lenguaje a tu contexto puede ser la clave para vivir una vida más auténtica y satisfactoria.
Son estas historias cotidianas las que muestran cómo nuestro uso del lenguaje puede abrirnos o cerrarnos puertas, según cómo lo utilicemos. Por eso te pregunto:
¿Están tus palabras alineadas con quien sos hoy y con la vida que querés vivir?
Jorge
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