Mentalidad
Este finde me quedé sin compu por el mantenimiento anual rutinario que le damos a nuestros equipos. Y me puse a pensar que no iba a poder escribir mi acostumbrado artículo semanal. Pero luego reflexioné y me dije a mi mismo: "Lo haré cuando la tenga de vuelta y enviaré mi publicación tan pronto como pueda". No tener mis herramientas disponibles no impide que logre mi objetivo. El mismo que vengo cumpliendo desde el 2018— un artículo por semana.
Todos queremos avanzar en la vida y alcanzar metas desde las más pequeñas hasta las más extraordinarias. Sin embargo, entre vos y tus metas aparece una barrera constante que a veces parece que se escabulle entre tu mente y las acciones: la excusa. Esa pereza que suele ser una historia protectora que construimos para evitar dolor, riesgo o fricción. El problema no es “tener excusas” (eso es humano), sino creerles al punto de frenar hábitos, decisiones y proyectos que sí importan.
Si trabajás con metas ambiciosas, te vas a topar con diferentes situaciones que se alejan de tu control que pueden "atrasarte" en tus objetivos, pero cuando se trata de pensamientos que te sabotean... a esos debemos de dominarlos. El problema más grand e es que las excusas no llegan gritando "¡hola!, soy tu nueva excusa" sino que se presentan como “razones”, “contexto”, “historias", "teorías", etc. Son parte de nuestra experiencia, sí. Pero sin consciencia elegimos la excusa por encima de nuestros valores y visión, y nos alejamos de la excelencia.
Y es que en nuestra mente existe un nivel lógico para las explicaciones que podemos usar para reconocer limitaciones reales o para fabricar excusas inútiles que sabotean nuestras metas. Las excusas pueden llegar a ser sofisticadas: suenan lógicas, protegen tu comodidad pero tienden a operar con mirada de corto plazo, limitando tus metas.
La clave está en distinguir hecho de excusa. Cuando hacés esa distinción, tomás mejores decisiones, bajás la ansiedad y enfocás tu atención en lo que sí controlás. Avanzás con más fluidez hacia lo que te propongás.
Entonces, ¿qué es una excusa?
Una explicación que te quita agencia: te deja sin opciones o te posterga indefinidamente. Un cuento a corto plazo: prioriza alivio inmediato sobre tu visión. Lenguaje ambiguo que carece de datos: “no puedo”, “no es el momento”, “no hay tiempo”.
Por ejemplo: “No tengo tiempo.” “Mi equipo no se compromete.” “Cuando tenga todo perfecto, lo envío.”
¿Qué NO es una excusa?
Un hecho verificable: tiempos, números, conductas observables. Una limitación real que podés gestionar (salud, contratos, presupuesto). Un valor legítimo que querés cuidar (familia, descanso, calidad).
Ejemplos:
“Hoy tengo 2 reuniones (90’), 1 bloque libre de 60’ y 30’ de traslados. Puedo avanzar 25’.”
“3 de 7 no entregaron el reporte semanal; hoy a las 4 p. m. acordamos reunirnos para tener una sesión de feedback.”
Cómo distinguir hecho de excusa (rápidamente)
Excusa: “Mi equipo no me apoya”.
Hecho: “De 5 tareas, 3 quedaron sin entregar esta semana”.
Excusa “Soy malísimo para vender”.
Hecho: “Hice 0 llamadas en 14 días”.
Checklist para diferenciar
¿Puedo describirlo con datos? (sí → hecho; no → suena a excusa)
¿Hay algo bajo mi control hoy? (sí → acción mínima)
¿Esta explicación me da opciones o me las quita?
¿Sirve a mi visión a largo plazo o a la comodidad inmediata?
Las excusas te mantienen cómodo hoy, pero mañana te cobran la factura con frustración. Cuando enfocás tu atención en lo que está en tu control a pesar de los hechos, lográs dirigir la energía para hacer que las cosas sucedan.
Tu Desafío de 7 días: cada mañana elegí una excusa, traducila a un hecho y hacé una acción mínima. Si al final de la semana no avanzaste, te invito a escribirme; si avanzaste, te invito a matenerlo y subirle "un par de rayitas" para mantener el fuego en el proceso, creando una filosofía de vida de "cero excusas" . Porque la excelencia no llega con historias perfectas sino con decisiones tomadas y ejecutadas. Elegí hoy con intención, ¿cuál es tu siguiente mejor paso?
Jorge
Nuevo contenido todos los meses
Comunicacion
Para tener conversaciones brutalmente auténticas (incluso cuando pensamos distinto)
¿Cuántas relaciones estarían intactas hoy si, en vez de intentar ganar discusiones, hubiéramos intentado entender lo que no se estaba diciendo? Hay una creencia popular que dice que para llevarnos bien no hay que hablar ni de política, ni de religión, ni de fútbol. Y aunque suene práctica, también nos limita. Nos aleja de la posibilidad más humana que tenemos: conectar a través de conversaciones que revelan cómo cada quien entiende el mundo. Ahora que en Costa Rica nos acercamos a un proceso electoral, ese patrón vuelve a aparecer. Opiniones rígidas, discusiones encendidas, amistades tensas. La polarización conforta porque refuerza lo que ya creemos… pero también nos empobrece. Nos encierra en burbujas donde solo consumimos información que confirma nuestras ideas y nos rodeamos de gente que piensa igual. Entonces, evitamos las interacciones tensas pero que nos pueden enseñar nuevas cosas y mantener las relaciones sanas.
Mentalidad
Pensar sobre mis Pensamientos
¿Cuántas veces te has descubierto repitiendo las mismas quejas, las mismas preocupaciones, como si estuvieras atrapado en un disco rayado? ¿Cuántas mañanas te has levantado sintiendo que tu vida transcurre en piloto automático, sin que realmente estés eligiendo tu experiencia? ¿Qué pasaría si la diferencia entre sentirte víctima de tus circunstancias y sentirte capaz de transformarlas fuera simplemente una habilidad que no has desarrollado? Esta capacidad de reflexión es quizás el poder que más nos distingue como humanos. Sin embargo, es también uno de los más difíciles de desarrollar.
Mentalidad
Identidades Rígidas: Cómo el Lenguaje Moldea Tu Realidad
¿Y si te dijera que la forma en que hablás de vos mismo está construyendo una prisión invisible? ¿Qué pasaría si esas frases que repetís todos los días —"yo soy así", "yo siempre he sido de esta manera"— no fueran descripciones de quién sos, sino comandos que le estás dando a tu cerebro sobre quién debés seguir siendo? ¿Te has preguntado alguna vez cuántas de tus limitaciones son reales y cuántas son simplemente historias que te contaste tantas veces que se volvieron verdad? Hay una trampa invisible en la que muchos de nosotros caemos sin darnos cuenta. Es sutil pero está construida con palabras, y tiene el poder de determinar cómo vivimos nuestra vida y el futuro que nos espera. Trabajando con líderes y profesionales, he notado un patrón recurrente: la forma en que hablamos de nosotros mismos se convierte, literalmente, en nuestra realidad. Frases como "yo soy muy enojón", "yo soy de decir las cosas directas", "yo soy demasiado perfeccionista", "yo soy muy estructurada", "yo soy muy intensa", "a mí me cuesta delegar" o "yo no soy mucho de gente" parecen simples descripciones. Pero son mucho más que eso— son comandos que le damos a nuestro sistema nervioso.
Adquiera conocimiento













